Todavía vienen imágenes al recuerdo de las primeras reuniones con equipos directivos y RRHH al tratarles de explicar qué era un team building. Habían oído hablar de ello vagamente, como eco de procedimientos extraños que se usaban para motivar a los equipos de trabajo en Estados Unidos. En sus cabezas se formaban la imagen de las conocidas gymkhanas con ese componente militar que despertaban los ánimos de los trabajadores y que, de paso, incrementaban las ganancias de la compañía.
Cuando comenzábamos nuestra andadura, en España, los team buildings eran tomados como una forma de distensión, de diversión, de tratar de romper el ritmo frenético de las empresas. Tras los picos de producción, el estrés se apoderaba de los ambientes de trabajo y comenzaban las fricciones entre las personas. Entonces, se ponían en contacto con nosotros y nos pedían generar una actividad que les hiciera olvidarse de sus diferencias, al estilo de la película “Casual day”. Cumplíamos con el objetivo que se nos demandaba, pero una actividad de empresa esporádica, metida con calzador dentro de la agenda anual, hace que toda la ruptura que se genera, las sinergias nuevas que se generan entre las personas, las nuevas vías de comunicación, el componente emocional y motivacional, el sentido de pertenencia… todo vuelva a lo acostumbrado una vez que se vayan disipando los efectos del team building. Nuestras actividades de empresa están diseñadas para que el efecto se mantenga y perdure un gran periodo de tiempo, pero aun, así si no se alimenta, va decayendo por el efecto del día a día.
Los inicios del team building en Viviendo del Cuento
En la primera época, hablamos de los inicios del año 2000, la sensación que teníamos tras hacer actividades de empresa era la de acudir a poner un parche divertido y original en los conflictos comunicativos, de liderazgo y relacional que constituían un grave problema para los beneficios de la empresa y la salud emocional de sus empleados. Los equipos directivos contentos con el resultado volvían a contratarte un año después, fecha que hacían coincidir con las épocas de comidas y cenas de Navidad o de inicio de las vacaciones de verano.
Pero, tras las primeras experiencias de team building para empresas fue ocurriendo un efecto maravilloso: habíamos conseguido que los empleados demandaran repetir la experiencia, y no les servía esperar un año. Este punto de inflexión hizo cambiar la visión de los equipos directivos en torno a las actividades para empresa, ya no era algo para desconectar, era una herramienta para conectar a sus equipos.
Creo que es una de las sensaciones más bellas de nuestro trabajo con empresas, el poder volver a las instalaciones del cliente para hablar con recursos humanos para concretar una nueva actividad, y de repente encontrarte a personas que participaron en el team building que, con una sonrisa, te preguntan: ¿qué estáis tramando esta vez?
La evolución de las actividades para empresas de Viviendo del Cuento
En el trascurso de los años pasamos de celebrar un team building anual, a pasar a 2 o 3 actividades a lo largo de la temporada. Por eso es tan importante no fallar a la hora de realizar un team building: estás sosteniendo la confianza y la marca de la empresa que te contrata, estás poniendo en jaque los lazos de unión que se establecen entre sus equipos, y una mala experiencia echa por tierra la inercia de todo lo trabajado a lo largo del curso. No hay margen para fallos. Máxima calidad tanto humana, material y en la originalidad de las ideas para que el team building cumpla los objetivos de la empresa: potenciar los lazos entre todos los departamentos. Cuando hay un mayor grado de conocimiento hay mayor eficacia, se rebaja el ruido, el ambiente mejora y eso irremediablemente termina en un mayor rendimiento y beneficio. Lo importante es que aumentar los beneficios con los team buildings no sea un fin, que sea una consecuencia, que el foco esté en las personas.
Tras mucho trabajo y un mercado cada vez más maduro para escuchar qué tiene el team building para aportar a las empresas, en estos últimos cuatro años comenzamos a ver un salto fundamental en la planificación de los team buildings: los meten dentro de sus planes anuales. Hay empresas que directamente quieren una programación anual de acciones de team building y formación para conseguir unos objetivos y valores que quieren fortalecer en sus equipos.
Al fin, música para nuestros oídos. En estos 20 años hemos pasado de ser los bufones de la corte empresarial a los especialistas en manejar las energías de los equipos de trabajo para conseguir que los valores de la compañía lleguen, se queden y se trasmitan a las nuevas incorporaciones.
¿Qué será lo nuevo que nos depara el team building en los nuevos tiempos? ¿Será una realidad el paso a al team building online? Esperamos estar otros 20 años para contároslo.